Ajedrez, la nueva oportunidad

La psicóloga Patricia Bureba Jato, que es colaboradora del C.D. Ajedrez Salamanca, ha escrito un interesante artículo titulado «Ajedrez, la nueva oportunidad» en el que expone los beneficios que representa en los niños la práctica del ajedrez. Sobre la importancia del ajedrez como herramienta educativa se ha estado hablando durante estas últimas semanas en un curso organizado por el CFIE de Salamanca en el que, además de presentar el ajedrez a los formadores, se han debatido metodologías de enseñanza y se ha establecido un grupo de trabajo encargado de ir diseñando materiales didácticos, planificando estrategias pedagógicas e ir intercambiando experiencias sobre los resultados de ir introduciendo el ajedrez en el aula. Este grupo está formado por encargados del CFIE, monitores de la Federación Regional, psicólogos y profesores de Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Sin duda, una buena y fructífera iniciativa a la que desde nuestro Club damos la bienvenida.

Les invitamos a que lean el interesante artículo de Patricia

Ajedrez, la nueva oportunidad

“Si pudiéramos observar el interior de la cabeza de un jugador de ajedrez, encontraríamos ahí un mundo lleno de sentimientos, imágenes, ideas, emoción y pasión”.                                                                                                                                                                                                                                                                                                             Alfred Binet; psicólogo y pedagogo francés del s.XX

El ajedrez, nos abre las puertas de un mundo en el que las posibilidades de crecer y descubrirse a uno mismo son infinitas. Este juego milenario, siempre fue valorado por su complejidad, limitando sus posibilidades a unos pocos curiosos aventurados, que disfrutaban capturando piezas y venciendo la batalla que el tablero les planteaba en cada partida.

Sin embargo, con el paso del tiempo, las experiencias pedagógicas, terapéuticas y psicosociales que nos brinda este juego y deporte, han supuesto todo un descubrimiento de interés internacional que pretende desvelar un nuevo enfoque en cuanto al paradigma de inteligencia se refiere y es por ello que en la actualidad, el ajedrez se sitúa en el punto de mira, convirtiéndose en motivo de estudio, investigación y reflexión para muchos profesionales y aficionados a esta práctica. Entre algunos de ellos, se encuentra el filósofo y pedagogo, José Antonio Marina, que plantea una teoría de la inteligencia en la que concilia el enfoque cognitivo, donde el nivel de inteligencia es un número cuantificable a través de un cociente (CI); con el enfoque emocional que promueve el psicólogo Daniel Goleman, en base al reconocimiento de las emociones como elemento fundamental para cuantificar la inteligencia. Así, integra ambos conceptos para dar
lugar a la Teoría de la Inteligencia Ejecutiva, en la que partiendo de la idea de que cerebro es un órgano plástico y entrenable, se establece el concepto de inteligencia como la capacidad para ejecutar procesos cognitivos que influenciados por las emociones, llevan a cabo respuestas que permiten al individuo tomar decisiones acertadas y comprender el porqué de esa toma de decisiones. A grandes rasgos, lo que el filósofo José Antonio Marina plantea es que cuando una persona tiene que tomar una decisión, primero recupera la información almacenada en su memoria procedente de las experiencias y aprendizajes adquiridos, lo que denomina Inteligencia Generadora (base del conocimiento); al mismo tiempo que la Inteligencia Ejecutiva dirige cada una de sus funciones, que la integran, entre las que se encuentran el control de impulsos, la regulación emocional, la organización y planificación de metas, la dirección de la atención y la metacognición, que influenciadas por la personalidad, el estado de ánimo o la cultura, darán lugar a la toma de una decisión. Y es en base a este planteamiento, por lo que el ajedrez se presenta como una herramienta elemental para el desarrollo de la inteligencia, ya que la práctica de este juego pone de manifiesto todas y cada una de las funciones ejecutivas del cerebro dando lugar a su entrenamiento, y por tanto potenciando las habilidades asociadas a cada una de ellas.

Propuesto este nuevo paradigma, son muchos los que comparten estas ideas con el filósofo español; entre ellos, el periodista y gran aficionado al ajedrez Leontxo García, que junto a Jose Antonio Marina y otros profesionales de la psicología, la educación, el deporte y sobretodo el ajedrez han realizado varios congresos en los que ya se han presentado muchas de las aplicaciones del ajedrez a nivel educativo, terapéutico y social y con los que pretenden llegar a todos aquellos profesionales y no profesionales que decidan utilizarlo como herramienta para alcanzar sus metas. En base a esto, se hace necesario mencionar que existe una Declaración Escrita en la que en 2012 se aprueba la introducción del “Ajedrez en la escuela”, propuesta liderada el Presidente de la Federación Europea en aquel tiempo, Silvio Danailov y a la que España se acoge el pasado febrero de 2014, lo cual supone un éxito histórico en el reconocimiento del
ajedrez a nivel internacional y plantea un reto a la comunidad docente.

No faltan argumentos para defender que los beneficios y posibilidades del ajedrez a
nivel social, educativo y terapéutico son incuestionables, y los resultados obtenidos a través de los distintos programas en los que ya se utiliza el ajedrez como recurso lo demuestran cada día. En la actualidad existen varios equipos de estudio e investigación que trabajan con el fin de documentar con datos objetivos estas evidencias que resultan fácilmente visibles en la mirada de los participantes, pero que aún encuentran dificultades para ser cuantificadas de manera estadística.

No obstante, os invito a hacer una breve reflexión sobre lo que supone el ajedrez como herramienta lúdica de aprendizaje social y crecimiento personal, así como de su uso como recurso en las aulas. En primer lugar, he de decir desde mi punto de vista que debemos ser conscientes de que para que el ajedrez suponga una herramienta de trabajo útil y eficaz, las personas que la utilicen (educadores, terapeutas o técnicos) han de tener un conocimiento básico de los aspectos técnicos del ajedrez, así como una serie de aptitudes pedagógicas que les permitan implementarlo como estrategia para lograr sus objetivos de acuerdo a las necesidades de los participantes con los que trabajan. Por ello es fundamental que primero se conozcan cuáles son esas necesidades que queremos
cubrir con el uso de esta herramienta y qué objetivos perseguimos con su aprendizaje. Además es esencial que se respeten los ritmos de aprendizaje de cada alumno o alumna para que tengan la oportunidad de disfrutar de aprender jugando sin la necesidad de establecer niveles de adquisición de competencias en relación con la edad. Y es que establecer el ajedrez como una actividad lúdica en beneficio de las habilidades individuales y colectivas es una necesidad, ya que si de algún modo la práctica de ajedrez se convirtiera en algo obligatorio pasaría a formar parte de una de tantas frustraciones que limitan a las personas en su proceso de aprendizaje natural.

Apelando a las palabras del médico y psicólogo Francisco Mora, experto en neuroeducación: “Solo se aprende aquello que se ama”; planteemos el ajedrez con
entusiasmo y emoción, compartamos este camino con nuestros alumnos y alumnas y seamos guías en ese aprendizaje que permite hacernos más inteligentes frente a la vida. Establezcamos relaciones con este juego magnífico en las que demos significado a las situaciones cotidianas y procuremos transmitírselo así a los que aprenden con nosotros.

El ajedrez nos brinda la oportunidad de conocer un poco más de nosotros mismos, de descubrir nuestras particularidades y aprender a gestionarlas. Nos enseña que siempre hay una alternativa para conseguir nuestro objetivo y que debemos luchar por nuestros sueños porque de una u otra manera aunque nos den jaque mate, las posibilidades de jugar una nueva partida son infinitas.

Patricia Bureba Jato

Psicóloga


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